Los estudios sobre la evolución climática y la ecología del pasado suelen verse obstaculizados por la falta de información. Desde hace mucho tiempo se consideraba que los datos perdidos, necesarios para completar el puzzle evolutivo, eran imposibles de localizar, pero la comunidad científica ha creado ahora una fórmula para rellenar esos vacíos del conocimiento y ayudar a predecir el futuro.
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